Un impuesto negativo al ingreso para Chile

Claudio Agostini

Claudio Agostini

No hay duda de que a pesar de los enormes avances en los últimos 25 años, reducir la pobreza sigue siendo un desafío importante paraChile. Para ello, hay algunas políticas sociales de corto plazo, consistentes en entregar distintos tipos de bonos que aumentan los ingresos del hogar sólo transitoriamente. Lamentablemente, aunque son políticas populares y entregan algún alivio temporal, no solucionan el problema de fondo y crean muchas veces una cultura de asistencialismo que genera dependencia y desincentiva trabajar. El desafío es de más largo plazo y consiste en aumentar la capacidad de generar ingresos autónomos en cada hogar. Promover el empleo y premiar el esfuerzo por salir adelante es clave en una estrategia de más largo plazo.

Hay varios países que han enfrentado con éxito este desafío de largo plazo a través del sistema tributario. La forma de hacerlo es a través de un Impuesto Negativo, consistente en una transferencia permanente que hace el Estado a personas que trabajan formalmente y que reciben salarios muy bajos.

Por ello es que para premiar el esfuerzo de muchas mujeres chilenas que hoy trabajan y no les alcanza el sueldo para vivir, proponemos implementar un Impuesto Negativo al Ingreso que entrega un beneficio a mujeres que trabajan y que están en los primeros 6 deciles de ingreso (el 20% más pobre de Chile más un 40% de clase media). El beneficio se implementaría a través del SII que entregaría un cheque a las mujeres beneficiadas que va entre $30.000 y $56.000 mensuales dependiendo de su sueldo y el número de hijos. Esto beneficiaría a 500 mil familias, permitiría bajar la pobreza en 2 puntos porcentuales y reducir la desigualdad fuertemente, pero lo más importante es la forma en que lo hace: recuperando la dignidad del propio esfuerzo y el trabajo.

El costo total del Impuesto Negativo sería de US$ 340 millones anuales, que se financian fácilmente derogando varios de los regímenes tributarios existentes hoy que sólo sirven para que personas de altos ingresos paguen menos impuestos que los que corresponden.

El impuesto negativo que proponemos tiene la virtud de reducir la pobreza al mismo tiempo que incentiva el trabajo entre los más pobres y premia el trabajo de mujeres de clase media, disminuyendo el estigma y la dependencia de participar en programas sociales. Adicionalmente, tiene menores costos administrativos, ya que usa la administración tributaria existente, y es eficiente porque cuando un país tiene fuertes preferencias por reducir la desigualdad, como es el caso hoy en Chile, un impuesto al ingreso óptimo debe incluir un impuesto negativo.